La Sunamita
ID
bbre032
Langue
ES
Durée totale
00:37:33
Nombre
1
Références bibliques
2 Reyes 4:8-37
Description
2 Reyes 4 - un capítulo con 4 historias muy conocidas. Nuestra posición y la práctica en tiempos de ruina. Cristo lo soluciona todo. Mensajes para nuestra época.
Transcription automatique:
…
Hermanos, hermanas, vamos a leer unos versículos, la continuación del tema que se está viendo,
que se está meditando, Libro de Segunda de Reyes, capítulo 4, versículos 8 al 37, dice así,
Aconteció también que un día pasaba el liceo por Sunén, y había allí una mujer importante,
que la invitaba insistentemente a que comiese. Y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.
Y ella dijo a su marido, he aquí ahora yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.
Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero,
para que cuando él viniera a nosotros, se quede en él.
Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
Entonces dijo a Hiesi su criado, llama a esta Tsunamita, y cuando la llamó vino ella delante de él.
Dijo él entonces a Hiesi, dile, he aquí tú has estado solicita por nosotros con todo este esmero,
¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey o al general del ejército?
Y ella respondió, yo habito en medio de mi pueblo.
Y él dijo, ¿qué pues haremos por ella?
Y Hiesi respondió, he aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
Dijo entonces, llámala, y él la llamó, y ella se paró a la puerta.
Y él le dijo, el año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo.
Y ella dijo, no señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.
Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
Y el niño creció, pero aconteció un día que vino a su padre, que estaba con los cegadores.
Y dijo a su padre, ay mi cabeza, mi cabeza.
Y el padre dijo a un criado, llévalo a su madre.
Y habiéndolo él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios.
Y cerrando la puerta, se salió.
Llamando luego a su marido, le dijo, te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados,
y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese.
Él dijo, para qué vas a verle hoy, no es nueva luna, ni día de reposo.
Y ella respondió, paz.
Después se hizo enalbardar el asna, y dijo al criado, guía y anda,
y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere.
Partió, pues, y vino el varón de Dios al monte Carmelo.
Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado, gíese, he aquí la Tsunamita.
Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas, ¿te va bien a ti?
¿Le va bien a tu marido y a tu hijo?
Y ella dijo, bien.
Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se hació de sus pies,
y se acercó gíese, para quitarla.
Pero el varón de Dios le dijo, déjala, porque su alma está en amargura.
Y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
Y ella dijo, ¿qué di yo, hijo, a mi señor?
¿No dije yo que no te burlases de mí?
Entonces dijo él a gíese, ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve,
si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no lo respondas,
y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.
Y dijo la madre del niño, vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
Él entonces se levantó y la siguió.
Y gíese había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño,
pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo.
Y se lo declaró, diciendo, el niño no despierta.
Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama.
Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová.
Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él,
y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas.
Así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor.
Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y a otra parte,
y después subió, y se tendió sobre él, nuevamente.
Y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.
Entonces llamó él a Jezi, y le dijo, llama a esta Tsunamita.
Y él la llamó, y entrando a ella, él le dijo, toma tu hijo.
Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra,
y después tomó a su hijo, y salió.
Señor nos siga bendiciendo con su palabra.
Gracias hermano por la lectura.
Y vamos a ver algunas cositas más en este capítulo de las escrituras.
Estamos con la segunda historia de este capítulo.
Esa historia de la Tsunamita, de su hijo que murió, y fue resucitado por Eliseo.
Podemos pensar en todo aquello que hablamos anteriormente,
con la mujer, el hombre, el marido, la posición espiritual,
la práctica, poniendo esta posición en la práctica, y viviendo ella.
También acá es así, las figuras.
Tenemos otra vez una mujer, esta posición cristiana que tenemos,
pero en este caso el marido está.
Pero el marido, espiritualmente hablando, es muy débil,
mucho más débil que la mujer.
Tiene menos confianza, menos inteligencia espiritual que ella.
Y así también la práctica, a veces no que falta, pero está débil,
está muy inferior a la posición espiritual.
Había hambre en la tierra también, eso nos vemos en todo el capítulo.
La situación del pueblo de Israel no estaba buena delante de ellos.
La situación espiritual no estaba buena, porque hambre en la tierra para ellos,
en aquella época, era un juicio de ellos cuando no se obedecía a la palabra de ellos.
Hoy en día es diferente.
Israel era un pueblo terrenal, y así también sus bendiciones y sus maldiciones eran terrenales.
Si no escuchaban la voz de Dios, si no obedecían a la ley de Dios,
entonces había consecuencias en su vida en esta tierra.
Así como en el futuro van a tener bendiciones bajo el Rey, el Señor Jesucristo,
cuando Él viene para establecer su reino milenial en esta tierra.
Y ahora este profeta Eliseo, en el versículo 8,
otro acontecimiento en su vida, pasaba por Zunem.
Zunem es el nombre de un pueblo en Israel, y muchas veces los nombres tienen algún sentido.
En nuestros días también es así.
Llamamos los lugares en nuestros idiomas según quizás alguna característica de aquel lugar.
Por ejemplo, en un lugar en Brasil tenemos un pueblo pequeño, se llama Bananal.
¿Por qué? Porque se planta mucho plátano en la región.
En otro lugar se llama Batatal, porque se planta batata, la papa.
Y bueno, así era en el tiempo de Israel también.
Y Zunem es una palabra de la lengua hebraica, y significa un doble descanso.
Descanso.
Y es el lugar donde Eliseo pasa frecuentemente para descansar.
Y encuentra descanso en una casa ahí, en la casa de esta mujer y de su marido.
Y están dando a comer al profeta.
Y así el Señor Jesús también busca por un lugar donde puede descansar.
Y el único lugar que hay en el mundo que puede servir de descanso para él en el sentido espiritual,
son por un lado las casas de los creyentes, de aquellos que Él ha salvado, y también la iglesia.
Es la casa de Dios, es su casa.
Y Él es hijo sobre su casa, o Señor sobre su casa.
Y a este lugar viene Eliseo.
No decimos aún lo que significa el nombre Eliseo.
Los nombres de las personas en el Antiguo y Nuevo Testamento también tienen sus significados,
así como en nuestros idiomas.
Mi nombre es Bernd, pero Bernd es una abreviatura en alemán de un nombre que es Bernhard,
que en castellano es Bernardo.
Pero en los idiomas no es un nombre castellano.
Es un nombre de algunos países en Europa, de una origen del norte de Europa,
y significa un oso fuerte.
En castellano suena como nada, no se tiene ninguna comprensión del significado del nombre.
Y así es para nosotros Eliseo.
¿Qué significa Eliseo?
Significa mi Dios es salvación.
La palabra Él en hebraico es Dios.
La letra I, mi y seo vienen de una palabra que significa salvar.
Entonces mi Dios es salvación.
Y esto es lo que es el Señor Jesús, el Salvador del mundo.
En Él está la salvación.
En Él está todo el libramento también, que es un tipo de salvación para la tierra.
Porque cuando hablamos nosotros en salvación,
debemos distinguir entre la salvación del alma, que es la salvación eterna para la eternidad.
Y esta salvación ya la tenemos, es una propiedad nuestra.
Y al respecto de esta salvación del alma para la eternidad,
estamos hablando también de la seguridad de la salvación que tenemos nosotros.
Esta salvación jamás perdemos.
Pero nuestro cuerpo, por ejemplo, todavía no está salvo.
Es todavía el cuerpo de carne que cuando morimos en esta tierra se deshace y vuelve a colmo.
Falta todavía la transformación de nuestros cuerpos físicos en un otro cuerpo,
también físico, pero eterno y no se corrompe,
que es listo y aceptable para la casa del Padre, para la eternidad.
Y esto se pasa cuando viene el Señor Jesús para buscar a los suyos en el arrebato.
Ahí los que duermen en Cristo van a resucitar con cuerpos transformados
y nosotros seremos transformados en el mismo momento.
Para entonces irmos juntos para estar con el Señor.
Es un otro tipo de salvación.
La Biblia también se llama ese proceso de salvación del cuerpo.
Y hay un tercer tipo de salvación y se refiere a nuestra vida, a nuestro caminar en la tierra.
Todos los días pasamos por peligros y hay libramentos
y estos libramentos también la Biblia llama de salvación.
Así es el Señor Jesús, mi Dios, el Salvador, en todos los sentidos,
para todas las situaciones, para la eternidad, para el cuerpo
y también para la tierra, para nuestro caminar en esta tierra.
Nosotros también necesitamos de un Zunem, un lugar de descanso.
Y este lugar de descanso encontramos nosotros con la persona del Señor Jesús
en medio de los suyos y en la iglesia también.
Pero hay todavía un descanso que no tenemos ahora.
Es el descanso con Él en la eternidad.
Así también para nosotros y para el Señor Jesús, Zunem es un doble descanso.
Y había allí una mujer importante, una mujer noble, una mujer de clase alta, podemos decir.
Tenía bienes, en el Hebreo el texto dice una mujer de bienes,
una mujer que tenía muchas cosas, pero una mujer rica.
Y así nos vemos que no hay diferencia también entre pobres, entre ricos.
El Señor Jesús está ahí para todos.
En el capítulo 3, Eliseo se ocupaba de reyes.
En el capítulo 4, primeros versículos hasta el versículo 7, se ocupa de una viuda que tiene deudas, una pobre mujer.
Y ahora tenemos una mujer de bienes, una mujer importante, noble de clase alta,
que le invitaba insistentemente a que comiese.
Ella convida a Eliseo.
Y nosotros convidamos también al Señor Jesús para que se quede en nuestras casas.
Así como los dos discípulos, que no sabemos si eran dos hombres o una pareja quizás, que estaba camino de Emaús.
Y cuando el Señor Jesús se acerca de ellos y explica todas las Escrituras acerca de Él.
Cuando llega a la casa, Él hace como si quiera pasar por la casa y ellos lo invitan.
Queda con nosotros y así también con nosotros.
Vamos a invitar al Señor Jesús para que Él entre en nuestras casas y allí encontre su descanso y su alimento.
Y cuando Él pasaba por allí, venía a la casa de ir a comer.
Cuando el Señor Jesús recibe una invitación así de nuestra parte, Él no va a rechazar la invitación.
Pero sí acepta con placer, con gozo, con alegría y recibe de nosotros aquello que le presentamos.
En este caso era comida normal, que el Señor necesitaba comer.
Pero al Señor Jesús también podemos ofrecer varias cosas.
Cosas que Él mismo nos da, pero ahora están con nosotros en nuestras vidas.
Tenemos cosas materiales, tenemos cosas espirituales, tenemos la contemplación de Él.
Y todo eso podemos ofrecer a Él para que lo utiliza para su obra.
Incluso las cosas materiales que consumimos.
Y llega un momento en la vida de esta mujer que ella está reconociendo a este hombre, a este varón.
Es un varón santo de Dios, versículo 9.
Y ella tiene algunas ideas que hacer para este hombre de Dios.
Ella piensa como las mujeres tienen muchas veces más cuidado con estas cosas de familia.
Ella ve y detecta a este hombre de tiempos en tiempos.
Pasa acá, él quiere comer.
Quizás él necesita más que eso, un lugar de descanso para él, un lugar de privacidad.
Hagamos un pequeño aposento de paredes.
Pero esta mujer, como tenía bienes, podría actuar por sí misma.
Actuar simplemente por voluntad propia, ¿no?
Era ella que era importante, tenía bienes.
No habla del marido como importante teniendo bienes.
Mas ella sabe su lugar en la familia.
Y sujeta a su marido y comparte con él lo que está pasando en su corazón.
Y aquí ahora yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa es varón santo de Dios.
El marido no reconoció esto.
Es ella que distinguió que era un hombre santo de Dios.
Ella tenía más, podemos decir, inteligencia espiritual que el marido.
Y quizás esto también a veces pasa en medio nuestro.
Hay hermanas que tienen mucho más conocimiento de la palabra que nosotros.
Para vergüenza nuestra, quizás.
Y es importante también, hermanas, que se ocupan ustedes también con la palabra de Dios.
Para que conozcan las doctrinas, las verdades de la palabra de Dios.
Que hacen la doctrina, que es una sola.
Necesitan conocer eso también para enseñar, por ejemplo, los hijos en la casa.
Por lo general, las mujeres pasan mucho más tiempo con los hijos que los hombres.
Si decimos anteriormente que son los hombres que tienen la responsabilidad para sostener la familia.
Trabajan y muchas veces trabajan fuera.
O mismo en los más lejanos lugares de la selva.
Si el hombre quiere sostener su familia, necesita ir a Monte Casar o a Río Pescan.
Y ese tiempo le falta para pasar con las niñas, por ejemplo, en la casa.
Alguien tiene que enseñar a estas niñas, a estos niños también.
Son las mujeres. Necesitan entonces este conocimiento de la palabra de Dios.
Pero no actúa esta mujer en independencia de su marido.
Si se comunica con él y los dos entonces te siguen juntos.
Si, hacemos esto.
La idea, el plan, todo era de la mujer.
Y era un plan correcto.
Que a veces nosotros, maridos y hombres, tenemos que reconocer eso también.
Si nuestras esposas son espirituales y a veces nos dicen algo.
O en esto no actuaste bien.
Es necesario que pensamos y meditamos sobre esto.
Y quizás corrigimos esto en nosotros.
Si tiene razón la mujer.
No es porque están sujetas al marido y no pueden adaptarnos.
Son ayudadoras idóneas.
Idóneo significa al mismo nivel.
Sujeto pero en el espiritual idóneas.
Ayudadoras.
Y una ayudadora es una mala ayudadora.
Siempre dice, mi marido hace todo bien.
Hay mujeres así.
Que estiman tanto al marido que todo está bien.
Aunque está mal.
Y es mucho mejor que se arregle algunas cosas en la familia.
Para que los hermanos no necesitan arreglarlo.
Es más difícil.
Esta mujer es un ejemplo.
En el versículo 9 entonces comparte sus pensamientos con el marido.
Y aquí ahora yo entiendo.
Que este que siempre pasa por nuestra casa es varón santo de Dios.
No simplemente un varón de Dios.
Como anteriormente en el versículo 7.
Aquella mujer reconoció en el liceo el varón de Dios después del milagro.
Esta mujer reconoce el santo hombre de Dios antes del milagro.
Ya tenía confianza en este hombre.
Sabía que era el varón santo de Dios.
Un hombre separado para Dios.
Está pidiendo a su marido.
Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes.
Y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero.
Para que cuando él viniera a nosotros se quede en él.
Ella está proponiendo hacer un cuarto para este hombre de Dios.
Donde podría tener su privacidad.
Un cuarto de paredes separado del restante de la casa.
Donde había una cama para poder dormir.
Encontrar su descanso también.
La mesa y la silla hablan también de un descanso en comunión con alguien.
Y el liceo necesitaba como hombre.
Que era la comunión con su Dios.
Era un profeta de Dios.
Necesitaba el tiempo y la tranquilidad.
Y la mujer reconoce eso.
Como poner una mesa allí para él.
Una silla para que tenga su comunión con su Dios.
Y también un candelero.
Que habla de la luz, de las escrituras.
La luz del Señor Jesús.
Del testimonio en este mundo.
Y así es la propuesta.
Y el marido también.
Aparentemente está concordando con esto.
Porque en el versículo 11 ya está hecho el cuarto.
Y aconteció que un día vino él por allí.
Y se quedó en aquel aposento.
Y allí durmió.
Interesante eso también.
El liceo acepta lo que habían hecho por él.
Y así el Señor Jesús también.
Lo que hacemos por él.
De corazón para él.
Él lo acepta.
Aunque sea algo muy sencillo.
Como aquí.
No era mucha cosa.
Un cuarto, una cama, una mesa, una silla.
Un candelero.
Dos, cuatro cosas.
Pero él acepta eso.
Porque vino de un corazón que amaba al liceo.
Para nosotros vienen esas cosas de un corazón que ama al Señor.
Y él lo acepta.
Él se hace uno con nosotros.
Y se queda en la casa.
Y qué bendición más grande podríamos tener.
Si no hay el Señor Jesús en nuestra casa.
Con nosotros.
Lo necesitamos.
Entonces el versículo 12.
Dijo a Jesús su criado.
Llama a esta tsunami.
Y cuando la llamó.
Vino ella delante de él.
Dijo él entonces a Jesús.
Dile que aquí tú has estado solicita por nosotros.
Con todo este esmero.
Qué quieres que haga por ti.
Necesitas que hable por ti a Rey o al general del ejército.
Y ella respondió.
Yo habito en medio de mi pueblo.
Cuando hacemos algo para el Señor Jesús.
Y aún mismo él nos dio las cosas para hacerlo.
Él lo acepta y quiere bendecirnos aún más.
Y así pregunta para esta mujer.
Qué quieres que haga por ti.
Así como lo hizo también en la primera parte del capítulo.
Él quiere escuchar lo que se pasa en nuestros corazones.
Él quiere escuchar que nos estamos pensando.
Qué necesitamos de él.
Y en este caso hace algunas propuestas también.
Hablar por ti a Rey.
Al general del ejército.
Como queriendo decir.
Necesitas algo en este mundo.
Quieres una posición mejor.
Pero la respuesta de esta mujer.
Es una respuesta muy sencilla.
Pero profunda.
Yo habito en medio de mi pueblo.
En otras palabras.
Yo no tengo necesidad de nada.
Porque yo tengo todo.
Y lo todo es mi pueblo.
Son mis hermanos.
Mis hermanas en la fe.
Y ahí preguntamos a nosotros.
Si el Señor Jesús hace esta pregunta a mí.
O a ti.
Qué quieres que haga por ti.
Y nos ofrece quizás la posibilidad.
De mejorar en la vida.
Qué le contestamos.
Qué respondemos.
También podemos decir como esta mujer.
Yo habito en medio de mi pueblo.
No necesito de otra cosa.
Sino a la familia en la fe.
Los hermanos.
Las hermanas.
Es ahí que estoy.
Y no estoy al margen.
No soy un cristiano.
Que viene a la asamblea.
Para partir el pan.
Y no me ve más.
Hasta el próximo domingo.
Pero si en medio de mi pueblo.
Es lo que importa.
Y quien otro está en el medio.
El Señor Jesús.
Esta mujer con otras palabras.
Aplicando nosotros.
Está en el lugar.
Cerca del Señor Jesús.
Él está en medio.
Ella también está en medio.
De su pueblo.
Aún así.
Quiere bendecir.
El Señor Jesús a nosotros.
En el caso de esta mujer.
Él deseó.
Es un hombre.
No sabe de todo.
Al contrario del Señor Jesús.
Que sabe de todo.
Y así pregunta otra vez.
Al siervo a Jesús.
Y en este caso.
Podemos decir.
Es una figura del Espíritu Santo.
También.
Está obrando.
Y operando.
En favor de los suyos.
¿Qué posaremos por ella?
Y que si.
Sabe de una cosa que falta.
Ella no lo mencionó.
Es aquí.
Que ella no tiene hijo.
Y su marido es viejo.
Aplicando otra vez.
De la misma forma.
Que hacíamos anteriormente.
Que si.
Está diciendo al SEO.
Pero.
Hay una cosa que falta.
En esta familia.
Que son descendientes.
Descendientes espirituales.
También.
Y el marido ya está viejo.
Es cerca de la muerte quizás.
Necesita de alguien.
Que substituya.
El marido viejo.
En algún momento.
Hijos.
Y como.
Es la situación.
Entre nosotros.
No hablando ahora.
Solamente.
De hijos.
Naturales.
También hace falta.
Pero.
Como es la situación.
En la asamblea.
En la asamblea.
En los.
Distintos lugares.
Hay una.
Descendencia.
Hay hijos espirituales.
Y también.
Hay hijos naturales.
Para que.
Crezcan las asambleas.
Para que.
Tengan personas.
Después de nosotros.
Y pueden ser.
El testimonio adelante.
Eso que faltaba.
En esta casa.
Y para una familia.
En Israel.
Naturalmente.
Era muy importante.
Tener un hijo.
Era una bendición.
También.
Para la tierra.
Lo vemos por ejemplo.
En el caso de Samuel.
Su nacimiento.
Como era una aflicción.
Para la madre.
Que no tenía.
Hijo.
Y podemos imaginar.
También aquí.
Esa mujer.
Valoraba.
Las cosas de Dios.
Como era una aflicción.
De no tener.
Hijo.
Entonces.
Y así también.
Es necesario.
Entre nosotros.
Necesitamos.
De hijos.
En las asambleas.
También.
De una manera.
Espiritual.
Personas.
Que vienen.
De fuera.
Y no vienen.
Solos.
Muy pocas personas.
Vienen.
Simplemente así.
Pero necesitamos.
También.
Llevar la palabra.
Hacia ellos.
Dijo.
Versículo 15.
Eliseo.
Dijo.
Entonces.
Llámala.
Y él.
La llamó.
Y ella.
Se paró.
A la puerta.
Y él.
Le dijo.
El año.
Que viene.
Por este tiempo.
Abrazarás.
Un hijo.
Le hace.
Una promesa.
De una bendición.
Futura.
Le hace.
Una promesa.
Para su vida.
De familia.
De madre.
Y ella.
En este momento.
No confía.
Plenamente.
Que ella dijo.
No señor.
Me llevaron de Dios.
No hagas burla.
De tu cielo.
Como diciendo.
No me prometas cosas.
Que no tienes poder.
Para hacer.
Y cuanto a Eliseo.
Era un hombre.
No tenía el poder.
Pero el Dios.
De Eliseo.
Tiene todo poder.
Y así también.
Es hoy.
El señor Jesús.
Cuando él.
Hace una promesa.
La promesa.
Se cumple.
Hay seguridad.
Seguranza.
En esto.
El año.
Que viene.
Por este tiempo.
Abrazarás.
Un hijo.
Así el señor.
También.
Está haciendo.
Promesas.
A nosotros.
En esta promesa.
Es eso que Eliseo.
Está haciendo.
En esta promesa.
Está esperanza.
Para el futuro.
Y el señor Jesús.
El mismo.
Es nuestra esperanza.
El mismo.
Promete.
Que un día.
Estaremos con él.
Para siempre.
El mismo.
Promete.
Que estaremos.
Compartiendo su gloria.
Y estaremos.
Contemplando.
Sus glorias.
También.
Y tenemos un lugar.
En el cielo.
Para todos.
Siempre.
Al lado de él.
Íntimamente.
Ligados.
A él.
Para toda.
La eternidad.
Una esperanza.
Para el futuro.
Que el creyente.
Tiene.
Y el versículo 17.
Nos muestra.
Que realmente.
La promesa.
De Eliseo.
Se cumple.
Mas la mujer.
Concebió.
Y dio a luz.
A un hijo.
El año siguiente.
En el tiempo.
Que Eliseo.
Le haya dicho.
Y el niño.
Creció.
Es natural.
Cuando un niño.
Nace.
Y recibe su alimentación.
Va a crecer.
Si no crece.
Es natural.
Y en este caso.
El niño.
Creció.
También.
En la vida espiritual.
Los que.
Vienen a Cristo.
Y lo aceptan.
Como su salvador.
Son como bebés.
Como niños.
En Cristo.
Y ahora.
Necesitan.
Crecer.
Y el crecimiento.
Viene.
Con el alimento.
Adecuado.
En su tiempo.
Así como el niño.
Necesita.
Primeramente.
Leche.
Leche de su madre.
Después quizás.
Leche de algún animal.
Pero necesita esto.
De alimento sólido.
Y hasta que.
Sea adulto.
Y así también.
En la vida espiritual.
Necesitamos.
Alimentar.
A nuestros hijos.
También.
Los hijos.
En las familias.
Que hay.
Necesitan.
De leche espiritual.
Tanto la leche.
Como también.
La comida.
Del alimento.
Sólido.
Proviene.
De la palabra de Dios.
La contemplación.
Que mencionamos.
Anteriormente.
Cada día.
En las escrituras.
O con las escrituras.
Es más bien.
Como leche.
O.
Si plantaba.
Principalmente.
Cereales.
Como trigo.
O en esta zona.
Arroz.
También.
En algún momento.
Llega el momento.
De la cosecha.
Y se necesita.
Cortar.
El cereal.
La planta.
Para entonces.
Sacar los granos.
Y todo un proceso.
Y el segador.
Es el trabajador.
Y va al campo.
Para cortar.
La planta.
Para hacer.
El primero paso.
En la cosecha.
Para que eso.
Se transforme.
En comida.
Es maravilloso.
La cochecha.
En este momento.
Como un ritual.
Compare eso.
A hermanos.
Que manejan la palabra.
Tan como.
Cortando los cereales.
Para preparándolos.
Para los que están.
Escuchando.
Para que cada uno.
Recibe alguna cosa.
Así como.
Con Ruth.
En el campo de Boaz.
También.
El consejo.
Que Boaz.
Les dio.
Era.
Quedarse con.
Los.
Ciervos de.
Con los segadores.
En su campo.
Ir.
En pos de ellos.
Para.
Sí.
Y para la familia.
Y así también.
Entonces.
Pero ese niño.
En esta situación.
En un momento.
Está con.
Un dolor.
Muy fuerte.
Cabeza.
Quizás.
Será por el sol.
Caliente.
En la zona de Israel.
También hay mucho calor.
Hay mucho sol.
Puede ser.
Y siempre un día entero.
En el sol.
Se hace dolor.
Cabeza.
A veces.
No sabemos.
Cuál fue la razón.
Física.
Pero aplicando.
A la vida espiritual.
De un niño.
Darle.
Demasiadamente.
Comida fuerte.
Y en un momento.
Tiene como.
Dolor de cabeza.
Espiritual.
Está tan lleno.
De cosas.
Sobrecargados.
Con cosas.
Difíciles.
Y quizás.
Estaba.
Comprendiendo.
Pero es.
Acima de su edad.
Acima de su.
Nivel.
Y así.
Se queda con.
Dolor de cabeza.
Espiritual.
Y si no se cambia.
La situación.
Hace como acá.
En algún momento.
Este niño.
Estaba.
Con su madre.
En la casa.
Y murió.
La promesa de Dios.
Y ahora.
Está muerto.
Dónde está la promesa.
De profeta.
Pero en la vida espiritual.
Eso.
También se pasa.
Hay.
Jóvenes.
Que se desenvuelven.
Muy bien.
Y a veces.
Lo decimos a otros.
Este.
Y estos.
Están.
Desenvolviendo.
Muy bien.
Tienen.
Mucha comprensión.
De la palabra.
De Dios.
Ya.
Una edad.
Y eso.
Se echa hacia.
La vez.
La cabeza.
Espiritual.
Y echa las posas.
Fuera.
Ya tenemos visto casos.
Así.
Jóvenes.
Estaban en.
La asamblea.
Y en algún.
Momento.
Lo dejan todo.
Van a otros.
Ladros.
O van al.
Mundo mismo.
Como si.
Si murieron.
Espiritualmente.
Otra vez.
No es.
La pérdida.
De la salvación.
Pero si.
La falta.
De interés.
Que va al.
Próximo.
Hospital.
Al puesto.
De salud.
No.
Versículo.
Veinte.
Uno.
Ella.
Entonces.
Subió.
Y lo.
Puso.
Sobre la.
Cámara.
El varón.
De Dios.
Y cerrando.
La puerta.
Salió.
Esta mujer.
Sabe.
El varón.
De Dios.
Me prometió.
Este hijo.
Es una promesa.
De Dios.
Ademas.
De poner.
El hijo.
Muerto.
En la cama.
El hombre.
De Dios.
Ya.
Como entregando.
El problema.
En las manos.
De Dios.
Y eso.
También.
Es la solución.
Para nosotros.
En situaciones así.
Cuando los hijos.
Cuando jóvenes.
Tan así.
No tenemos.
Fuerza.
Nosotros.
Para solucionar.
El problema.
Con medios.
Carnales.
O con.
Fuerzas.
En las manos.
Y así.
Mientras.
Como el.
Hijo se llama al hombre.
De Dios.
Y ella misma.
Sí.
Poner el camino.
Otra vez.
Lo que.
Estará aquí.
Con su marido.
Y el marido.
No la.
Entiende.
En el versículo.
Veinte.
Trece.
Mari.
Lórico para que.
Vas a verle hoy.
No es nueva luna.
Ni día.
De reposo.
O día.
El sábado.
Y ella.
Respondió paz.
Para él.
El niño.
Estaba muerto.
Y listo.
No había más nada.
Para hacer.
Así pensaba él.
Pero la mujer.
No.
Y.
En este caso.
No explica.
Porque el marido.
No había.
Entendimiento.
Para eso.
Y ojalá.
No sea así.
Entre nosotros.
Pero ella se va.
Y va.
Hasta el hombre.
De Dios.
Y bueno.
Vamos a.
Ver algunos.
Versículos.
Más adelante.
A tu marido.
Tu hijo.
La respuesta.
De ella.
Es bien.
Cuando estamos.
En el camino.
Hacia el señor Jesús.
Aunque las circunstancias.
Sean difíciles.
Y malas.
Estamos bien.
Porque con Cristo.
Las cosas.
Van bien.
Él.
Tiene la solución.
Y a veces.
De maneras.
Diferentes.
Distintas.
De lo que pensamos.
Pero siempre.
Para bien.
Nuevo testamento.
Dice que.
Todas las cosas.
Cooperan.
Para el bien.
De Dios.
Y así es.
Luego.
Llega también.
Al monte.
Monte una figura.
También.
De un lugar alto.
De comunión.
Con Dios.
Y está llegando.
Al hombre de Dios.
Y a él.
Sí.
Cuéntale todo.
Todo lo que tenía.
Y.
Jesús.
Envía a su siervo.
Jesús.
Con.
Su bastón.
Adelante.
Pero la.
Mujer.
Ella no.
Quiere salir.
Versículos.
Treinta.
Dos.
Y.
Él.
Hace varias.
Cosas.
Hay.
Alguna.
En el.
Llega.
A la.
Muñeca.
De la.
Mujer.
De la.
Mujer.
Cuando.
Llega.
El.
El niño.
Que estaba.
Muerto.
Tendido.
Sobre su cama.
Versículos.
Treinta.
Dos.
Y.
Él.
Hace.
Varias.
Cosas.
Hay.
Algunos.
Pasos.
Que.
El.
Eseo.
Está.
Dando.
Para.
La.
Resurrección.
De.
Niño.
Y.
Eso.
Habla.
Nosotros.
También.
Señor.
Jesús.
Hace.
Todas.
Las.
Cosas.
Con su.
Debido.
Cuidado.
Y.
Eso.
También.
Tenemos.
Que.
Hacer.
Cuando.
Estamos.
Queriendo.
Ayudar.
A un.
Hermano.
Que.
Ha caído.
Para el.
Establecimiento.
De esa.
Persona.
Es necesario.
La.
Humildad.
La.
Unificación.
La.
Identificación.
Con el.
Problema.
Y.
Esto.
Se levanta.
Está.
Resucitando.
Volviéndose.
Luego.
Se paseó.
Por la.
Casa.
Más.
Un.
Tiempo.
Se pasa.
Otra.
Vez.
Se tendió.
Sobre.
Niño.
Y.
Entonces.
El.
Niño.
Estornudó.
Siete.
Veces.
Y.
Abrió.
Sus ojos.
Siete.
Veces.
Y.
En.
Pero.
Establecimiento.
Que.
El.
Niño.
Vive.
Otra vez.
Treinta y seis.
Chamo.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veinte.
Veint.
Veinte.
No siquiera.
Nada.
Las cosas.
Viejas.
El niño.
Vive.
Otra vez.
Treinta y seis.
Llama.
Esta.
Sonamita.
Y.
El.
La.
Chamo.
Y.
Entrando.
Ella.
El.
El.
Hijo.
Toma.
Tu.
Hijo.
Y.
Así.
Que.
Ella.
Entró.
Se echó.
A sus.
Pies.
Y.
Se inclinó.
A tierra.
Y.
Después.
De ella se fue.
Entrando.
La.
Alabanza.
Ella.
Entonces.
Ella.
Toma.
La.
Bendición.
El.
Hijo.
Vivo.
Otra vez.
Y.
Salió. …
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Cristo lo Soluciona Todo - 2 Reyes 4 / Bernd Bremicker
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