Jesús, la vid verdadera
ID
jp001
Sprache
ES
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Bibelstellen
Jn 15:1-17
Beschreibung
n.a.
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…
Los hermanos, podríamos leer en el capítulo de Juan XV, Juan XV.
Desde el principio, yo soy la vid verdadera y mi padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí moliera fruto, lo quitará.
Y todo aquel que liega fruto, lo limpiará, para que liegue más fruto.
Y a vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mí y yo en vosotros.
Como el pántano no puede llegar fruto por sí mismo,
si no permanece en la vida, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vida, vosotros los pámpanos.
El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto,
porque separados de mí nada podéis hacer.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano
y se secará y los recogen y los echan en el fuego y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros,
tenid todo lo que queréis y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que le debéis mucho fruto
y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado.
Permaneced en mi amor.
Si guardaréis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.
Así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor,
estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros
y vuestro gozo sea cumplido.
Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie, nadie tiene mayor amor que éste.
Que uno ponga su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamaré siervo, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor.
Pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre,
os las he dado a conocer.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.
Yo os he puesto para que vayáis y lleguéis fruto y vuestro fruto permanezca
para que todo lo que pidieréis al Padre en mi nombre, Él os lo dé.
Esto os mando, que os améis unos a otros.
En el primer capítulo del mismo Evangelio de Juan,
en el siglo XII y XIII,
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios,
los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne
ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Este Evangelio de Juan siempre es tan profundo
y inmediatamente desde su principio nos habla de la persona del Señor Jesús.
No tenemos una generosidad del Señor Jesús.
Sabemos que es el Evangelio del Hijo de Dios
y inmediatamente tenemos en los primeros versículos
el origen del Señor Jesús.
En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios
y el Verbo era Dios.
Así resalta inmediatamente la divinidad del Señor Jesús.
Y esta divinidad nos muestra también
la total seguridad de la salvación.
Nuestra salvación rebosa sobre un Salvador
que es un hombre perfecto, sin pecado,
y en mismo tiempo Dios sobre todas las cosas,
al origen de todas las cosas.
Y comprendemos para el hombre pecador,
cual que sea su estado de perdición, de alejamiento de Dios,
tenemos un tan grande Salvador que puede salvar a cualquier,
a cualquier persona que se acerque por la fe en su obra,
en la obra del Señor.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
en el nombre del Señor Jesús,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Los cuales, y pensaba en este versículo 13,
los cuales, los hijos de Dios,
no son engendrados de sangre.
De sangre, es decir, no es a causa de una cedencia de nuestros padres,
no es una cuestión de genealogía humana,
no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne,
ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y la voluntad de carne no es por nuestros propios esfuerzos
que hemos sido salvados.
No es por la voluntad del hombre,
de nuestra propia capacidad de salvarnos.
Esto es imposible al hombre.
Y también, ni de voluntad de varón.
Creo que en los Salmos, en los Proverbios,
hay un versículo que, en este pensamiento,
ningún hombre puede salvar a otro hombre,
ni dar el precio de su salvación.
Pero, finalmente, estas tres palabras,
somos engendrados de Dios, sino de Dios.
Que gozo, que certitud hoy tenemos, todo viene de Dios.
Y también en este capítulo 1, en el versículo 29,
el siguiente día dio Juan a Jesús que venía a él y dijo
He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Muy bonito esta frase, He aquí el Cordero de Dios.
La víctima escogida por Dios mismo,
y también en esta frase, todo viene de Dios.
He aquí el Cordero de Dios.
Yo sabía que la salvación, nuestra salvación,
debía venir fuera del hombre.
Fue operada fuera de nosotros.
Nadie del hombre en la salvación.
El Cordero de Dios.
Es Dios que escogió esta víctima,
la única que podía satisfacerle, satisfacer a Dios.
Hacer la obra de la expiación en cuanto al pecado.
Y después en este maravilloso ensayo de Juan,
yo pienso igualmente en este capítulo,
en el capítulo 10, unos versículos.
Versículo 9, Jesús dice,
Yo soy la puerta, el que por mí entraré será salvo,
y entrará, y saldrá, y aliará pastos.
O hay otro salvador que es el Señor Jesucristo,
Yo soy la puerta, dice el Señor.
Y después también tenemos el desarrollo de la vida cristiana,
podemos decir un resumen en este versículo 9,
solamente será salvo el que cree en el Señor Jesús,
que entra por Él, por la puerta estrecha.
Pero después, entrará y saldrá,
tenemos como una descripción muy corta de la libertad cristiana.
Entrar y salir y aliar pastos.
Es como en los versículos precedentes de este capítulo 10,
donde se trata de un redil.
Un redil, ahí lo sabemos,
pequeñas murallas alrededor de las ovejas,
y hay límites.
Mientras en el cristianismo, en la vida cristiana,
no estamos bajo la ley,
pero son las límites que nos indican su palabra,
pero por la acción del Espíritu de Dios que mora en cada cristiano,
y podemos entrar y salir,
también en este sentido, yo pienso en el Salmo 121.
En el versículo 8, Jehová guardará tu salida y tu entrada.
¡Qué bendición, qué seguridad, qué paz para el cristiano!
Saber, por ejemplo, en este Salmo 121,
hay muchas veces el verbo guardar,
en el versículo 3, 4, 5, 7,
2 es el 7, y 8 también,
guardará tu salida y tu entrada.
Tenemos esta seguridad, podemos decir,
desde el principio de nuestra vida cristiana,
desde el principio de la conversión
hasta que entremos en la red incendicial, en la casa del Padre,
y al mismo tiempo, cada día, cada día,
nos guarda el Señor,
pero naturalmente nos guarda
en todos los lugares o situaciones peligrosas que podríamos tener,
pero este Salmo 121, en el versículo 1 y 2,
contiene el pensamiento de la oración
y de la espera del socorro divino.
Alzaré mis ojos a los montes,
¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.
Y se comprende así mejor todo este Salmo 121,
que habla muchas veces de la protección del Señor,
del verbo guardar,
pero naturalmente en una comunión con el Señor,
primero por la oración, por la espera del socorro divino,
y así somos guardados.
Y cuando pensamos en una situación peligrosa,
pensamos en, por ejemplo, el apóstol Pedro,
que creía tener las fuerzas necesarias en sí mismo
para seguir en todo lugar hasta la muerte el Señor Jesús,
que sabemos lo que ha sobrevenido a Pedro.
No debemos pensar en ninguna situación
poder vencer por nuestras propias fuerzas.
Así que tenemos este pensamiento en cuanto a la salvación,
salvación todo viene de Dios.
La fuente es de Dios y el medio es de Dios.
Y también para la vida cristiana todo viene de Dios.
No somos libres de hacer nuestra propia vida según nuestros deseos,
nuestro pensamiento personal,
pero en comunión con el Señor paso a paso nos aclara el camino,
o que sea el caso más para cada uno de nosotros.
Y en este capítulo 15 de Juan,
que trata de una vida de comunión con la imagen de la vida verdadera,
nos muestra de una manera particular, especial,
que también en la vida cristiana,
en la vida cristiana según el deseo de Dios,
todo viene de Él,
la fuerza, la sabiduría, el gozo,
todo viene de Él.
Jesús puede decir,
yo soy la vida verdadera y mi Padre es el Labrador.
Y el creyente en este pasaje es comparado a un pámpano.
Un pámpano hace, podemos decir, parte de la vida misma
y si puede producir fruto,
viene de la vida misma, de la vida.
Pero aprendemos también
que hay en el corazón de Dios el deseo que produzcamos fruto.
Y se puede notar en este pasaje
que la palabra fruto está al singular.
No está indicado, escrito frutos, pero fruto.
A menudo podríamos pensar o oímos
que un fruto es una alma que por gracia traemos al Señor.
Pero no es el pensamiento de este pasaje.
Naturalmente es una buena cosa,
pero el fruto al singular
en el cuerpo de Cristo, lo sabemos,
hay distintos dones otorgados por el Señor
y cada cristiano tiene su servicio
y cuando este servicio se cumple según el pensamiento de Dios,
es decir, que este creyente es en un estado espiritual que conviene,
un estado espiritual, por ejemplo,
descrito en Efesios 6,
cuando tiene la armadura completa de Dios,
es decir, que la armadura completa finalmente no es un creyente
que puede describir lo que es por el detalle la armadura cristiana,
pero es sencillamente un estado espiritual según la voluntad de Dios.
Y cuando un cristiano está en este estado espiritual,
ya es un fruto que complace al Señor.
No todos son evangelistas,
no todos son doctores o otros dones,
pero cada cristiano somos, cada uno de nosotros,
por gracia, por la fuerza que viene del Señor,
el llamado a llevar fruto.
Y debemos reconocer que a menudo no es el caso
Tenemos esta disciplina formativa de parte de Dios
que nos hace, en cuanto a nuestro ser, nos hace sufrir.
Y esta disciplina formativa está indicada aquí en este versículo 2,
aquel que lleva fruto lo limpiará para que lleve más fruto.
No solamente el Señor nos guarda,
pero en sus manos somos instrumentos, canales,
y el Señor nos utiliza, pero para utilizarnos
obra como el labrador aquí para la vida
y cuando se trata de cortar un pámpano,
es una imagen del dolor de la disciplina formativa.
En efecto, esta parábola de la vida verdadera
no trata de la salvación,
pero se dirige esencialmente a verdaderos cristianos.
Ya vosotros estáis limpios con la palabra que os he hablado.
Limpios, es decir, los discípulos creían en su Salvador,
tenían la fe verdadera en Cristo,
y ustedes de judaísmo lo sabemos.
Y en cuanto al hecho de la palabra fruto es al singular,
pensamos en Gánatas.
Trata 5, versículo 16,
para notar el contraste entre el fruto del espíritu
y los deseos de la carne.
Andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne.
Y después en el versículo 22,
mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, nocedumbre, tempranza,
contra tales cosas no hay ley.
Nuevamente hallamos el singular, el fruto del espíritu,
y no hallamos, encontramos aquí,
la idea de un fruto es un alma salvada,
pero es un estado espiritual que corresponde a lo que desea el Señor,
y primeramente en esta descripción del fruto del espíritu
hallamos lo que es interior, lo que es escondido,
podemos decir a los ojos de los hombres,
el amor, gozo, paz,
y después hallamos paciencia, benignidad, bondad, fe,
nocedumbre, tempranza,
mas el lado de nuestros contactos para con nuestro próximo.
Y también en la palabra tempranza
hallamos mas el pensamiento de tener,
de poder guardar
en cuanto a nosotros mismos,
la matriz de soy,
tener el carácter de un temperamento apacible en todas las circunstancias
sin que la, por ejemplo, la ira se desarrolla,
la matriz de soy.
Nuevamente, lo repito, hallamos en Galatas 5
que acabamos de leer esta idea de un estado espiritual
en cuanto a la palabra fruto.
Volvemos a Juan 15
el versículo 4
Permaneced en mí y yo en vosotros,
como el pámpano no puede llegar a fruto por sí mismo,
si no permanece en la vida.
Así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Conocer que la madera de la vida,
el pampaño en sí mismo no tiene valor
pues como otras maderas que son sólidas y útiles
que tienen duración en ellos mismos,
pero la vida, los pámpanos no tienen valor en ellos mismos.
Y lo hallamos en ese que es este pensamiento.
Pues aquí el 15, versículo 2
¿Qué es la madera de la vida más que cualquier otra madera?
¿Qué es el salmiento entre los árboles del bosque?
¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra?
¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa?
Ve aquí, expuesta en el fuego para ser consumida,
sus dos extremos consumió el fuego
y la parte del medio se quemó.
¿Servirá para obra alguna?
Tenemos la descripción de lo que es la madera de la vida
y es una imagen del hombre y de nosotros mismos.
No tenemos ningún valor
y es únicamente la misericordia de Dios, del Señor
que se interesó a nosotros
y hasta en la vida cristiana utiliza instrumentos débiles
que en su mano nos pueden ser útiles.
Y para ser útiles tenemos esta imagen
permanecer en el Señor Jesús.
Es una imagen de la comunión con el Señor,
de la dependencia que tan fácilmente nos olvidamos de mantener,
permanecer en mí y yo en vosotros.
Y el Señor insiste, yo soy la vid, vosotros los pámpanos.
Es decir, es de la vid que viene la vida,
¿cómo se dice la sed?
La salvia.
La salvia.
Es de la vid que viene la salvia
De la misma manera, en Efesios 6,
la fuerza está en el Señor.
Hay varias veces en Efesios 6,
en el ciclo 10,
Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor
y en el poder de su fuerza, la fuerza de la vida verdadera.
Efecto, cómo complacer al Señor,
cómo producir fruto que le sea agradable
Cuando nos alejamos de Él en nuestra vida de comunión,
separados del Señor,
separados de mí,
si el Señor nada podéis hacer,
el que en mí no permanece será echado fuera como pámpano
y se secará y los recojan y los echan en el fuego y arden.
Debemos pensar que se trata de
del hecho que un creyente verdadero pueda perder su salvación,
pero también hay una idea en este parábola de la vida,
una idea de pámpanos que no tienen la vida,
que para comparar en la cristiandad,
que tienen una apariencia de piedad,
pero que no son verdaderos cristianos.
Y naturalmente un incrédulo no puede producir fruto,
según el deseo de Dios, es imposible
y finalmente su suerte es la perdición eterna.
Pero no debemos pensar que el cristiano es mejor que un incrédulo.
Estábamos como nosotros,
éramos como nosotros
y Espíritus también expresa este pensamiento.
Espíritus 2, versículo 3, versículo 2,
en los cuales, versículo 1,
cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
en los cuales endurecéis en otro tiempo,
siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al principio de la potestad del aire y el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también
todos nosotros vivimos en otro tiempo
en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,
y éramos por naturaleza,
hijo de Ira,
lo mismo que los demás.
Todo es gracia para el cristiano
y no es por méritos personales que Dios se ocupa de nosotros,
pero es su misericordia,
su corazón lleno de amor para con nosotros.
El motivo es el amor de Dios.
Versículo 7.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis y os será hecho.
Habíamos también el lado de las palabras de Dios,
de la palabra viva,
que debe habitar ricamente en nosotros,
permanecer,
y tenemos este pensamiento en el verbo permanecer,
no es solamente en algunas oportunidades,
pero día tras día,
que las palabras del Señor permanezcan en nosotros.
En esto es glorificado mi Padre,
en que llevéis mucho fruto,
y es curioso nuevamente,
mucho fruto al singular.
Lógicamente no se puede comprender,
pero espiritualmente lo comprendemos
con la ayuda, por ejemplo, de Gratas 5 que leímos.
Ojalá que el Señor nos otorgue más,
no solamente de confiarnos en Él,
lo hicimos para nuestra salvación,
sino también para toda nuestra vida cristiana.
No pensar en nosotros que en algunas ocasiones
podemos resolver situaciones,
pero en todo, en los detalles de la vida,
como en las decisiones importantes de la vida,
que nosotros pensamos importantes,
pero en todo.
Como está descrito en Filipenses,
a propósito de la oración,
todavía este pasaje,
Filipenses 4, 6,
Por nada estéis afamosos,
sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración
y luego con acción de gracia.
Hay cosas pequeñas u grandes a los ojos de Dios
que el Señor nos otorgue que sea lo mismo en nuestros corazones.
Comprender día tras día un poco más
la necesidad de la dependencia del Señor
y así nos guardará.
No es el conocimiento, lo oímos a menudo,
no es el conocimiento que nos guarda,
pero es la comunión,
la dependencia del Señor
en todos los aspectos de nuestras vidas particulares
y también colectivas
o que podamos permanecer en Él
esperando su respuesta, su dirección.
Gracias.
Jesucristo, Jesucristo
ya tu amor lo hace en mí
Jesucristo, Jesucristo
siempre quiero caer en ti
Jesucristo, Jesucristo
y cumplir su voluntad
no dudando su palabra
que salude la verdad
Jesucristo, Jesucristo
ya tu amor lo hace en mí
Jesucristo, Jesucristo
siempre quiero caer en ti
Jódanme mi Danielo
mi precioso San Juan
pasaré en tu cielo
prometiéndome tu amor
Jesucristo, Jesucristo
ya tu amor lo hace en mí
Jesucristo, Jesucristo
siempre quiero caer en ti
16. EN CRISTO NOS HA SALVADO
En Cristo nos ha salvado
Pontifex del Real
O Dios sobre el que llegamos
con libertad
a tu mismo San Juan
en un único lugar
entonces como Padre
podemos llamar
Con tu vida llegamos
con himnos de amor
trayendo la postura
de tu gloria Señor
en tu mente poniendo
tu divina oración
al que tú eres siempre digno
de toda adoración
Pontifex del Divino
sobre nuestro Jesús
y por él nos hallamos
en tu celeste luz
perfecto y sublimado
su propia sangre vio
un iniciador y excelso
Don Redentor Brotón
Noble y suprema gloria
del amor nuestro Dios
de granos corazones
es el mejor Nuestro Amor
O Padre Nuestro Santuario
tu Gloria y tu Poder
en Cristo revelamos
a ti Podemos ver
Don Redentor San Juan
Glorioso Redentor
y el digno de tu amor
su Dios con quien te amemos
Tu Amor Redentor
del que amaba ayer
ni a una muerte lo vendió
al mundo hay quien
Tu Amor veniste aquí
al mundo en soledad
Tu Amor es el pecado
la canción y la verdad
Tu Amor que en tu labio
perfume ese salón
en esa noche de maldad
Don Redentor brilló
al trono subilas
vencido de Córdoba
Tu Amor en doce monjas
de gloria celestial
El Señor resolvió
Aleluya, Aleluya, Aleluya
muerte y sepulcro perdió
Aleluya, Aleluya, Aleluya
con su pena y su dolor
cantivo la esclavitud
San Juan nunca ha habido en peligro
el que en tu labio sufrió
Aleluya, Aleluya
y hasta el polvo se hundió
Aleluya, Aleluya
su poder, su majestad
su justicia y su verdad
tierra y tierra siempre perdón
que la muerte se entregó
Aleluya, Aleluya
y la cuna vivió un cargo
Aleluya, Aleluya
Oh Dios, Gracia Celestial
Venga y vinca, triunfa
haznos dar un favor eterno
Cristo nuestro salvador
Aleluya, Aleluya
Desalta y es vencedor
Aleluya, Aleluya
La Iglesia en gloria anómal
tu victoria le cantará
y tu grande amor siempre exaltará
La débil cuerda genera
y lo malo ha llegado al poder
va sufriendo cuando al despertar
en el Palacio del Fiebre
y cada cada día
ya ya la historia nos trae
de confundir Dios y Jesús
la vida es el mar, es la luz
mi casa me va a quitar
en cuanto no podré decir
a seguir en la gloria
morada eterna para mí
ya ya la historia nos trae
de confundir Dios y Jesús
la vida es el mar, es la luz
en la unión sólo la crece en él
en medio día y en la madrugada
con ruidos de las tiendas y abogados
en el codo que el maestro ha llenado
y cada cada día
ya ya la historia nos trae
de confundir Dios y Jesús
la vida es el mar, es la luz
mi alma espera su llamar
y a Santo Fé me daré
la puerta al fuego en la vida
y en tu mansión eternamente
y cada cada día
ya ya la historia nos trae
de confundir Dios y Jesús
la vida es el mar, es la luz
tu camino solidario
por donde crece a la luz
en el codo que el maestro ha llenado
y cada cada día
ya ya la historia nos trae
de confundir Dios y Jesús …