El estado eterno
ID
os001
Idioma
ES
Duración
00:40:32
Cantidad
1
Pasajes de la biblia
1 Ts 4:15-18; 2 Co 5:10; Mt 25:31-32; Ap 19:11-16; 20:1-15
Descripción
sin información
Transcripción automática:
…
Apreciadas hermanos, leemos primero en la primera epístola a los tesalonicenses.
Dicho de paso, permitidme por favor que leamos los pertinentes pasajes respectivamente también en alemán para mi mujer.
1 Tesalonicenses capítulo 4 versículo 15.
Este tesalónico capítulo es 15-18.
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor.
Que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no preferiremos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de amando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios descenderá del cielo y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire.
Y así estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Con ese párrafo me pongo en el tema del bien.
Que teníamos como objeto de nuestra conferencia aquí en diciembre del 2003.
En aquel entonces habíamos tratado dos partes de este tema.
Es decir, la Jerusalén celestial y la casa del Padre.
Trabajábamos durante el tiempo para tratar también la tercera parte de este tema a través del Estado de Italia.
Según nuestro contexto, esperáis que yo hablo esta tarde sobre este tema.
Yo soy dispuesto a seguir vuestro deseo, pero necesito mucho de vuestro ruego, especialmente en cuanto a mis mediocres conocimientos en español.
Por favor, perdonad mis faltas en este aspecto.
Espero que, pese a las faltas, comprenderéis lo que diré.
A ese respecto, señalo que el Estado eterno no solo concerne al cielo, sino que también a la tierra.
Y en ese sentido, rebasaré el tema original, el cielo.
En todo caso, el Estado eterno se caracteriza de la falta de cada estorbo.
Y así se caracteriza de una maravillosa armonía, perfecta armonía.
Evidentemente, aún no hemos llegado a este Estado.
Con nuestro párrafo leímos, tenemos el primer suceso que tiene que preceder, o también, quizás mejor, que tiene que preparar este Estado eterno.
Tenemos en ese párrafo el retorno del Señor Jesucristo, que vendrá a buscar a los creyentes, muertos y vivos, para introducirlos al cielo, el cielo donde están siempre, para siempre, con Él.
Esto sucede al fin del tiempo de la grafía.
Y después, no se le da la ocasión de ponerse en la regla con Dios.
Leemos 2 Corintios, 2 Corintios, capítulo 6, versículo 2, segunda parte.
2 Corintios 6, versículo 2, una serie de palabras.
Y aquí ahora el tiempo aceptable.
Y aquí ahora el día de salvación.
Enumeremos ahora los sucesos siguientes que son necesarios para alcanzar el Estado eterno.
2 Corintios, capítulo 5, versículo 10, 2 Corintios 10.
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Esta comparecencia ante el tribunal de Cristo es necesario para que estaremos o seremos en concordancia con los pensamientos de nuestro Señor Jesucristo en cuanto a nuestra vida aquí.
Entonces, Apocalipsis, capítulo 19, versículo 7.
La comparecencia es importante para este suceso en Apocalipsis 19.
Gozémonos y alegrémonos y demosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino fino es la acción justa de los santos.
Apocalipsis 19, versículos 7 y 8.
Estos sucesos hayamos en el cielo, pero paralelo a estos sucesos tenemos la hora de prueba en la tierra.
Y leemos en Apocalipsis capítulo 3, versículo 10.
Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero.
Para probar a los que moran sobre la tierra.
Los que moran sobre la tierra son los incrédulos de esta hora de prueba.
O como está llamado también en capítulo 7, versículo 14, la gran tribulación.
Yo le dije, Señor tú lo sabes, y él me dijo, estos son los que han salido de la gran tribulación y han llevado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
En este tiempo también hay creyentes, los que habían creído en el evangelio del reino, del reino de mil años.
Pero antes de que este reino de mil años pueda venir, tenemos dos sucesos judiciales.
Es claro que nosotros los creyentes ya gocemos con glorioso, o como se dice en primera Pedro,
primera Pedro, 1 Pedro 1, versículo 8.
A quien amáis a Jesucristo, sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con voto inefable y glorioso.
Y en este tiempo, con más que jamás aquí, alegramos con este voto inefable y glorioso.
Y ahora dos siguientes sucesos judiciales, apocalipsis, capítulo 9, versículo 11.
Entonces vi el cielo abierto, y aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llamas de fuego, y había en su cabeza muchas diademas, y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa tendida en sangre, y su nombre es el Verbo de Dios, y los ejércitos celestiales, nosotros.
Vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos, y su boca saló una espada aguda,
para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro, y él pisa en la garra del vino del jurado de la ira del dios Torre Fodoroso.
Y en su vestidura, y en su muslo chino escrito, es el nombre Rey de Reyes y Señor de Señores, y nosotros los suyos le acompañaron.
Entonces hablamos en Mateo Capitulo 25 Versículo 31 y 32
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
y serán reunidas delante de él todas las naciones, y apartarán los unos de los otros, como aparta el Pastor las ovejas, los suyos en la tierra,
y de los cabritos, los incrédulos en la tierra en este tiempo. Esto es el juicio de los vivos, al comienzo del reino de Milanios.
Y aliamos este reino de Milanios en Apocalipsis Capitulo 20 Versículo 1 Op. 20 Vers. 1
Al comienzo de este reino, es necesario que el Satanás esté atado y encerrado en el abismo.
Versículo 1 Op. 20 Vers. 1-4
Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano, y prendió al dragón la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por Milanios,
y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso sus sellos sobre él, para que no engañase más a las naciones hasta que fuesen cumplidos Milanios, y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
Y vi tronos que se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar, y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús.
Son los creyentes de la gran tribulación que eran fieles en este tiempo difícil por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios.
Los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo Milanios.
Leemos también los dos siguientes versículos de Efraín Contexto, pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron Milanios.
Esta es la primera resurrección.
Sigo leyendo el próximo suceso.
Estos son los incrédulos del reino de Milanios.
Solamente creyentes entraron en este reino de Milanios, pero muchos de los despreciados no son creyentes.
Estos son los cuales fueron la arena del mar.
Allí hallará su final, donde estaban la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
El estado eterno aún no está alcanzado.
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual giran la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios, y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida, y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros según sus horas.
Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus horas.
Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se había inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Y para terminar, el último suceso antes del estado eterno, lo tenemos en 2 Pedro capítulo 3 versículo 10.
Esto es el fin del día del Señor. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
Los cielos y la tierra quemadas.
Y ahora llegamos a nuestro propio tema, el estado eterno.
Después de estos 10 sucesos que tenían que preceder o que preparar, y ahora llegamos a nuestro propio tema, el estado eterno.
Después de estos 10 sucesos que tenían que preceder o que preparar, este estado eterno.
Ahora, no sigo leyendo aquí, pero después leamos dos pasajes del estado eterno, de lo que será, o mejor dicho, no será en el estado eterno.
Evangelio según Juan capítulo 1 versículo 29.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él y dijo, He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Hebreos capítulo 9 versículo 26.
Hebreos 9 versículo 26.
De otra manera, la ley hubiera sido necesaria para hacer muchas veces desde el principio del mundo.
Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez, para siempre, por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
Solo ahora, al comienzo del estado eterno, se cumple este hecho.
El pecado definitivamente quitado para siempre.
O que bueno, es raíz de todos los pecados y de todo mal, suprimido para siempre.
Y ahora, sigo leyendo en 2 Pedro capítulo 3 versículo 13.
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos vivos y tierra viva, en los cuales mora la justicia.
Leímos antes que delante de los santos ojos del juez de este mundo, habían huido los cielos precedentes y la tierra precedente.
Y ahora, tenemos cielos nuevos y tierra nueva.
Y leímos en los cuales mora la justicia.
En Isaías capítulo 32, leímos en versículo 1, versículo 1,
Y aquí, que para justicia reinará un rey.
Y principios presidirán en Juicio.
Esto es en el reino de mil años.
Este rey es el Señor Jesucristo.
Y Él reinará para justicia.
Hoy en día, reina la iniquidad.
Pero en el reino de mil años, Él reinará para justicia.
Pero en el estado eterno, no es necesario gobernar.
En el estado eterno, mora la justicia.
Un pasaje semejante, Apocalipsis capítulo 21, versículo 1.
Hubo un cielo nuevo y una tierra nueva.
Porque el primer cielo y la primera tierra pasaron.
Y aquí está añadido, y el mar ya no existía más.
Leímos en Apocalipsis 20,
Que el mar entrego los muertos,
13, ah, ya, 13, versículo 13.
Y el mar entregó los muertos que había en él.
Pero ahora, en el estado eterno, el mar ya no existe más.
El mar está en margen de iniquidad y de inestabilidad.
No existe más.
Pienso en Isaías, capítulo 57,
Leímos, sí, Isaías 57, versículo 20.
Isaías, capítulo 57, versículo 20.
Pero los impíos son como el mar en tempestad,
Que no puede estarse quieto.
Y sus aguas arrojan lleno de lodo.
Pero este mar no existe más.
No existe más.
Y entonces, y después tenemos una manera de contrario de esta inequidad.
Es decir, un reposo.
Un reposo.
Lo tenemos en Hebreos, capítulo 4,
Versículo 9, Hebreos 9.
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.
Porque Él que ha entrado en su reposo,
También ha reposado de sus obras.
Como Dios de los suyas.
Como leemos en versículo 4,
Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día.
Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.
Un reposo para siempre.
Tras todas nuestras molestias,
Tras todas nuestras obras.
Reposo para siempre.
Maravilloso.
Y esto es el momento que tomaremos
En posesión nuestra herencia.
Nuestra herencia.
Como nos dice en su primera epístola, en capítulo 1, versículo 3.
Primero también versículo 3.
1 Petrus 1, versos 3 y 4.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Que según su grande misericordia,
Nos hizo renacer para una esperanza viva,
Por la resurrección de Jesucristo de los muertos.
Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible.
Reservada en los cielos para vosotros.
Solamente porque esta reservada en los cielos no puede ser contaminada.
Es una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible.
Una maravillosa herencia.
Qué pobres son las herencias de este mundo, comparado con nuestra herencia.
Las herencias de este mundo a menudo son ligadas con peleas.
Pero esta herencia no.
Es una herencia en la luz, como nos dice Colosenses.
Colosenses, capítulo 1, versículo 2.
Colosa 1, versículo 12.
Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz.
La herencia de los santos en luz.
Al contrario de las herencias en las temieblas.
Y leemos en Romanos, Romanos 8, versículo 16.
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, y ahora también herederos.
Herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Un hecho bueno.
Somos herederos de Dios.
Y coherederos de Cristo.
Y esto es realizado correctamente en el estado eterno.
Leímos más de nuestra herencia en Eficios.
Eficios, capítulo 1.
Empiezo con versículo 9.
Dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Según su bien plácito, el cual se había propuesto en sí mismo.
De reunir todas las cosas en Cristo.
En la dispensación del cumplimiento de los tiempos.
Y ahora veamos en qué existe esa herencia.
Así las que están en los cielos como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia.
Y en versículo 14.
Hablamos que es las alas de nuestra herencia.
Leo también versículo 13.
En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad.
El evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él.
Fuisteis aliados con el Espíritu Santo de la promesa que es las alas de nuestra herencia.
Esta herencia es segura.
Porque el Espíritu Santo es las alas de vuestra herencia.
Y versículo 18.
Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento.
Para que sepáis cuál es la esperanza a la que él os ha llamado.
Y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
Termino con una pregunta.
¿Qué es lo que excede todos estos sucesos mencionados?
Esto es nuestro Señor Jesucristo.
Él es el centro del estado eterno para siempre.
Como leímos que están reunidas todas las cosas en Cristo.
Efecios 1.
Este maravilloso centro de este estado eterno.
Gozcímonos y alagrímonos de este hecho.
Gozcímonos y alagrímonos en nuestro Señor Jesucristo.
Al comienzo hemos cantado y hemos leído.
Del hecho de nuestro Señor Jesucristo nos introducirá al cielo.
Y desde este momento ya podemos gozarle y podemos alegrarnos en él.
Pero en sumo grado.
Ahora solo en el estado eterno.
Que todo que está ligado con el pecado está para siempre quitado.
Que vivimos en un cielo nuevo.
En reposo sabático.
Y tomaremos nuestra buena herencia como coherderos de este Señor.
Gozcimos en esta esperanza. …